lunes, 19 de noviembre de 2012

Mi "outing" particular II

Y después de un pequeño paréntesis gracias al juego al que Tomae y Marina nos invitaron con la imagen de "Bang", continúo con la historia que dejé a medias hace unos días sobre mi "outing" familiar.

Tras la llamada telefónica mi hermano y pese a ser tarde y de noche se presentó en casa de mis padres en cuestión de tres minutos. Lo cierto es que intentó "mediar" con mi padre, pero no hubo manera alguna, ya que a parte de que éste estuviese encerrado en su habitación también estaba encerrado en sí mismo. Así que lo dejamos tranquilo.

Sólo pudimos llevar una conversación a tres. Ya sentados en el salón, mi madre, mi hermano y yo, hablamos, hablamos y hablamos. La cara de disgusto de mi madre era patente, sin embargo no paró de repetir en ningún momento que ella me apoyaría en todo, y que no me preocupase por mi padre que ya se encargaría ella de él. Por supuesto, también aproveché ese momento de reunión familiar para decir que además tenía una relación con una chica (matando dos pájaros de un tiro).

Dadas las altas horas de la madrugada, cada mochuelo volvió a su olivo. Mi hermano con su mujer, yo a mi casa (estaba deseando llamar a mi ex y contarle), y mi madre se quedó con mi padre.

Mi psicóloga me había advertido que si se daba el caso de alguna reacción mala, fuese fuerte y yo siguiese con mi vida cotidiana, con mis cosas, para intentar dar normalidad al asunto. Así que al día siguiente, (que tenía clase de Máster por la tarde), antes de irme, volví a pasarme por casa de mis padres.

Resultó bastante hiriente sentir cómo cuando mis llaves abrían esa puerta, mi padre que estaba por el salón o cocina corrió todo lo que pudo y más para volver a encerrarse en su cuarto y no verme. Pero aún así subí.

Hablé con mi madre. Me dijo que mi padre estaba muy, pero que muy mal. Que se había tirado toda la mañana sentado en el sofá, con una foto mía delante, como guardando luto (y es que aunque parezca mentira hay padres que necesitan pasar por esa fase...) Por suerte, mi madre seguía en la misma posición: apoyándome.

Total, al final sin ver a mi padre, salí de su casa con intención de seguir lo aconsejado por la psicóloga (hacer vida normal) y por tanto dirigirme a las clases de Máster que me eperaban. Pero cuando salí, y empecé a caminar por la calle, oí el sonido de la ventana de la habitación de mis padres abriéndose. Deduje que era mi padre. Con las gafas de sol para esconder mis lágrimas, sin tan siquiera girarme, continué caminando cabizbaja. Era lo que me tocaba hacer.

Aquella tarde de Máster se me hizo eterna. Tan eterna que fui incapaz de acabarla entera. Me salté las dos últimas clases. Me vine a casa y me tumbé en el sofá. De repente recibo una llamada de mi cuñada que si estaba en casa, le digo que sí y me dice que viene a verme, y cuando suena el ring de la puerta, veo por el videoporta, que entra mi cuñaday a continuación mi madre! ¿Pero qué es esto???

No habían quedado ni nada. Ambas habían coincidido por casualidad. Mi cuñada había venido simlemente a visitarme y hablar conmigo y mi madre había venido de parte de mi padre para decirme que quería verme.

Así que las tres "marías" nos fuimos a casa de mis padres. La tensión se mascaba desde cualquier lado de la casa. Y bueno, una vez allí, mi padre al fín bajó de su habitación, me miró llorando a los ojos y se abrazó a mí como jamás nunca se había abrazado. Era como un niño que no dejaba de repetir "mi niña", "mi niña", como si alguien se la hubiese arrebatado. Pero sin embargo yo seguía ahí, y era la misma que ayer, que ateayer y que el mes pasado.

A partir de ahí, sobre todo recuerdo que me dijo que él no entendía que dos mujeres pudiesen estar juntas, y  que no lo aceptaba, pero que me quería mucho.

Los días posteriores fueron algo raros, pero aunque se le seguía viendo triste, ya no huía de mí y poco a poco con un poco de tiempo incluso en determinados momentos llegó a mencionar el nombre de mi pareja por aquél entonces, o a llevarme en su coche a la estación sabiendo que me iba a dejar en brazos de ella, e incluso, es nuestro último San Valentín, nos preparó algo de picoteo y nos compró una tarta en forma de corazón para que disfrutásemos de esa noche en mi casa. Y por supuesto, también me apoyó cuando esa relación terminó.

Así que creo que pese  todo, es una de las decisiones más importantes y mejor tomadas a lo largo de mi vida.

Hay gente que no necesita decirlo y es tan feliz. Es una forma de vida, una opción más que sólo cada persona sabe si debe/quiere hacerlo o no. Yo jamás antes me lo había planteado, pero cuando algo toca temas de salud, cuando algo así llega a hacerte sentir mal inclusive físicamente con temas de ansiedad y demás, esa es la salida correcta. La salida del armario ideal, le pese a quien le pese. Porque nadie tiene que sufirir por algo tan normal como ésto. No merece la pena.

Y esto es todo amig@s!

¡Feliz lunes!











5 comentarios:

  1. Gracias por la sinceridad con la que has decidido asumirlo y contarlo en el blog....¡Qué bueno ese abrazo con el padre!!!! Eres una joyita Amni Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mil gracias Winnie! No soy ninguna joyita, de hecho me siento como una bisutería barata pero que se adapta a cualquier situación ;)

      Un beso!

      Eliminar
  2. Vaya, aunque ahora desde la distancia la situacion se aprecie de otra manera..Tubo que ser duro, peroo lo llevaste de la mayor manera posible !con normalidad!!
    besitoss con buen sabor

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Miotra...

      Llevé con normalidad una decisión concreta, pero, para llegar a una normalidad real tengo que verme con una pareja estable y que sea aceptada y bienvenida a casa de mis padres. Por desgracia no todo queda en ese capítulo. Quedan muchos más, aunque sí es cierto que ya llevo una parte del recorrido hecha.

      Besos y aver cuándo te animas tú! :D

      Eliminar
    2. "A ver" separado!!! Fallos del teclado ;)

      Eliminar