martes, 11 de febrero de 2014

Cumpleaños de Picaflor.

El jueves pasado fue el cumpleaños de Picaflor. Ella vive en la capi y yo en un pueblo cercano, sin embargo por circunstancias, tuvimos que posponer la celebración para el finde.

Ella, pretendía invitarme a cenar el sábado por la noche. Sin embargo, lo que no esperaba, es que antes, a eso de las 18 horas, la llevaría al bar donde solemos tomar cervecitas allí, y donde le esperaba una fiesta sorpresa, ya que aquí una servidora, a pesar de conocer aún poco a sus amig@s, removí cielo y tierra para contactar con ell@s y montar la que montamos.

En un principio, estaba tan rara, que no sabía distinguir si estaba en shock ante la sorpresa o si se estaba cagando en mi madre por la que le había liado. Obviamente, era lo primero. No faltaron las cervezas, las risas, los regalos, las bengalas y mis 45 piruletas de corazones por su 45 cumpleaños. Sí, Picaflor es mayor que yo, pero no los aparenta, y aunque lo hiciese no me importaría.

Finiquitada la fiesta, me llevó a cenar al restaurante donde había reservado. Un sitio algo rústico pero acogedor. Comida de calidad, buen vino, brillo en los ojos, confidencias y cariñitos.

Y como se ve que aquello nos había sabido a poco, terminamos metidas en un pub, tomando copas y bailando salsa. ¡Yo! ¡Amni! ¡Hacía años que no bailaba y menos en un pub! ¡Impresionante!

Ya de camino a su casa, Picaflor se dio cuenta de que iba algo-bastante borracha. Acostarla fue divertido, eso sí, cayó rendida como una niña pequeña. Cuando despertamos el domingo, la tía no tenía ni resaca, en cambio yo un poco. Manda narices...

Nos duchamos, desayunamos y le dí mis regalitos. Una tarjetita dedicada, un cojín relajante modelo móvil, con su whatsapp y todo, y... ¡Dos entradas para el concierto de Malú!

Todo le encantó, pero cuando vió las entradas su cara era un poema ya que es seguidora fanática de la artista y jamás la ha visto en directo.

Nos dió tiempo a aprovechar el domingo. Cerveceo con una pareja de chicas amigas de ella que por cuestiones de trabajo no pudieron asistir a la fiesta, comidita ligh hecha por mi chica en casa (hojaldres de verduras), sofá y mimitos.

Insisto... He vuelto a vivir y gracias a ella. Me encanta recibir amor, pero como podéis comprobar por todo lo que hago por ella que también me ha devuelto la ilusión de hacer cosas, de idear, de soñar.

Un finde mágico, y donde las palabras más repetidas por ella fueron: "Eres increíble. Jamás nunca nadie había hecho algo así por mí"...

Y ahora preparando San Valentín. ¡Que viva el amor! Pero sobre todo... ¡Que viva la vida!

Feliz comienzo de semana a tod@s.