viernes, 30 de diciembre de 2011

Pues otro año más...

A unas 24 horas para cambiar de año, culo en silla, manos en teclado, mirada en pantalla y pensamientos volantes he decidido escribir este post.

La Nochevieja anterior fue totalmente insulsa. El 2010 fue un año complejo, ella -mi ex- optó por no querer seguir con la relación y además, saludablemente hablando, también  viví momentos realmente duros. Pero a su vez y mirándolo ahora con cierta "frialdad" y un poco de distancia temporal, he de decir que también fue un año donde aprendí mucho. Sin embargo -repito- la Nochevieja fue para mí una noche horribilis. Malcené con mis padres, me "tragué" las uvas como si de pastillas para dormir se tratasen, se acercaron mis amigos a casa, hicimos un brindis que no entendí y sobre las 02.00 yo creo que ya estaba en la cama -sola y amargada-, por supuesto.

Hoy... no voy a decir que ha sido un día triste para mí, pero sí cuanro menos melancólico. Acabo un año cerrando una etapa apasionante de mi vida. Mi contrato laboral ha finalizado y de momento no hay posibilidades de renovación. Así que hoy tocaba despedirse. Ya no volveré a escuchar la voz adormilada a las 7 u 8 de la mañana de mi -ahora ya- ex jefa-compi, ni intercambiaremos una sonrisa por los pasillos o confidencias encerradas en su despacho ajenas al resto. Ya no volveré a hacer muchas cosas que hacía allí, ni con ella ni con otros muchos compañeros, pero las cosas suelen tener su principio y su fin, y bueno lo importante es  haber sabido aprovechar el momento.

Y pese a eso, mi Nochevieja de mañana desde luego va a ser muy diferente a la anterior. Cenaré con mis amigos en casa de una parejita, prepararemos una cena exquisita, tomaremos la uvas con toda la ilusión, sacaremos el cotillón y nos tomaremos alguna que otra copichuela mientras sonreímos y reímos.

Y es que el 2011, aunque no ha sido perfecto - creo que nadie tiene un año perfecto, de ahí que no haga balance- ha tenido un sabor más dulce y más color.

Y bueno... también paso de propósitos para el 2012, no porque no vaya a cumplirlos, sino porque no me parece que estemos en la mejor racha como para hacer planes. De momento sólo sé que dentro de muy muy muy poco, mi familia y yo tendremos un regalo muy particular que cambiará nuestras vidas en cierta manera, y con respecto al resto... nada, a vivir el día a día e intentar ser mejor persona. Celebrar las alegrías a tope y afrontzar las tristezas con valentía.

Y bueno... siguiendo un poco el protocolo sólo me queda desearos un Feliz 2012, y que independientemente de que celebréis o no la noche de mañana -al fin y al cabo cuando nos levantemos el domingo todo seguirá prácticamente igual- al menos valorad el hecho de formar parte de esta vida un año más.

2 comentarios: