Es extraño lo fácil que puede resultar pasar de arriba a abajo, de abajo a arriba, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de sonreír a llorar, de llorar a sonreír. De sentirse fuerte a sentirse débil, de sentirse débil a sentirse fuerte. De sentirse acompañad@ a sentirse sol@, de sentirse sol@ a sentirse acompañad@. De sentirse víctima a sentirse culpable, de sentirse culpable a sentirse víctima.
Y es que viajamos gratuitamente en una noria constante, sin parada o salida de emergencia.
Mi viernes empezó con una "movida" familiar de esas absolutamente tontas pero que en el momento en el que sucede y en las circunstancias que se dan te parece lo más grave y dañino del mundo.
El sábado, con un ambiente más relajado tuve merendola con mis chicas, mis amigas de toda la vida. Y una de ellas nos dio el NOTICIÓN, bueno, más que eso nos dio la noticia oficial (ya que más o menos lo intuiamos) y es que en el mes de julio se nos casa. Pero seamos realistas, antes de la boda toca la DESPEDIDA! Yuhuuu! Tendremos que empezar a pensar en opciones. ¿Alguna sugerencia? (Son heteros, AVISO, jajaja).
Ya por la noche, cenita en un pueblo, pueblito, pueblo de unos 15 habitantes (jajaja), en casa de una de mis ex compis de carrera y obviamente con la compañía del resto del grupo. Sorpresas, conversaciones de diversa índole, abrazos, risas puras y risas maléficas. Confesiones, rumores, chismes. Política. Trabajo. Amor. Sexo. En definitiva una velada extraordinaria, como siempre.
El domingo me puse el cartel de OCUPADA y me dediqué a mí. Después de trasnochar me levanté tarde, y después perreé: sofá, calefacción, manta, pelis de sobremesa, final de la Copa del Rey de Baloncesto... En fin, lo que viene a ser un domingo de soltera.
Y bueno... El lunes (a pesar de que no forme parte del fin de semana) tampoco pasó desapercibido, y es que por la tarde recibí una noticia bonita a la vez que inesperada. Tiene que ver con mi hermano. Y sólo puedo decir que estoy encantada. (Fijaos, en tres días se puede pasar de un "movidón familiar" a un "subidón familiar"). Así es la vida. Y así lo seguirá siendo.
Los "vaivenes" de este tipo, una de cal y otra de arena, se pueden ir llevando día a día. Lo complejo ahora es que estoy pasando por mi particular y peor época anual. Es irremediable. Me pasa siempre.
Como víctima de la ansiedad, los meses de febrero y marzo se convierten en una amargura para mí. Los síntomas se intensifican y me vencen. Sufro episodios físicos como (inestabilidad, irritabilidad, veo el suelo más cerca de lo que realmente está, me molestan las luces, los ruidos, me agobio en una simple cafetería, me cuesta llevar a cabo una conversación coherente porque soy incapaz de escuchar al 100%, padezco tremendos dolores de cabeza...). Y por supuesto, todo ésto deriva en un cambio físico (desánimo, pesimismo, desgana, introversión...)
Pero en fin. Como cada año, intento superarlo de la mejor manera posible (quiero pensar) que cada vez mejor.
¡Feliz jueves a
tod@s! Y... bueno, ya que hoy ha sido el "Día Mundial de la Radio" os aconsejo que hagamos más uso de ese medio de comunicación, que detrás de un informativo, un programa de desportes, uno de toros, otro de cultura, otro de sociedad o sencillamente uno musical, hay un enorme trabajo.